El presidente del país centroamericano, Daniel Ortega, aseguró en cadena nacional que no hubo ninguna "negociación" con EE.UU. para la liberación de los presos y que no le pidieron a Washington nada a cambio.
Luego del traslado, la Asamblea Nacional nicaragüense, controlada por el oficialismo, aprobó por unanimidad una reforma constitucional que despoja de la nacionalidad a quienes sean declarados "traidores de la patria". Los cambios se realizaron a través de una ley "exprés" que fue aprobada durante una "sesión de emergencia".
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, celebró la llegada de los opositores a su país.
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