Mientras el arzobispo Óscar Arnulfo Romero daba misa la tarde del 24 de marzo de 1980 en la capital de El Salvador, es posible que supiera que su homilía iba a ser la última.
La tensión se había intensificado en El Salvador, así como la brutal represión del Gobierno hacia los más desfavorecidos y marginados -los campesinos carentes de tierra. El día anterior, el arzobispo Romero había defendido el fin de la violencia ante cientos de personas, entre ellos agentes de las fuerzas del Estado. Romero sabía que era arriesgado denunciar públicamente las acciones de los agentes de seguridad: varios miembros de la Iglesia habían sido ya asesinados por su oposición al régimen.
Esa tarde, ante los fieles congregados en la pequeña capilla de un hospital, finalizó su plegaria. Mientras se acercaba al altar, sus asesinos entraron por la puerta. Dispararon un solo tiro, certero, y huyeron.
El asesinato del arzobispo desató una oleada de indignación pública. Al mismo tiempo, una violencia creciente arrojó El Salvador a doce años de guerra civil.
En 1992, el acuerdo de paz gestionado por la ONU incluyó el mandato de constituir una comisión de la verdad. Entre la multitud de casos que investigó, reveló que el ex mayor Roberto d’Aubuisson había sido el responsable del plan que acabó con la vida del arzobispo Romero.
En diciembre de 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció la labor de Romero al proclamar el derecho a saber la verdad de las víctimas de atrocidades y sus familias. La ONU eligió el 24 de marzo como el Día Internacional del Derecho a la Verdad por Violaciones Graves de los Derechos Humanos y la Dignidad de las Víctimas.
Con motivo del 24 de marzo, el ICTJ defiende que las víctimas de derechos humanos tienen el derecho a saber la verdad.
La verdad es la base de la justicia
Este año, nuestra campaña para el Día del Derecho a la Verdad gira en torno al mensaje: "La verdad es la base de la justicia".
El ICTJ aborda esta idea, clave para una concepción integral de la justicia, en varias de sus nuevas publicaciones:
En busca de la verdad Una presentación multimedia que, mediante atractivos recursos visuales como galerías fotográficas, vídeos y animaciones, describe paso a paso la constitución de una comisión de la verdad . También disponible en Inglés y Árabe. |
En busca de la verdad: Elementos para la creación de una comisión de la verdad eficaz Una ambiciosa publicación del ICTJ que describe en detalle las labores cotidianas de una comisión de la verdad, desde sus inicios a su clausura. También disponible en Inglés, Árabe, Francés y Portugués |
¿Por qué buscar la verdad sobre el pasado? Una conversación global Una conversación abierta que, combinando varias plataformas (Twitter, Facebook y nuestra página web) sirve para compartir sus ideas con nosotros. También disponible en Inglés y en Árabe. |
¿Por qué la verdad es la base de la justicia?
A lo largo de su historia, los países víctimas de agitaciones políticas o los que se recuperan de épocas de atrocidades masivas han presentado más diferencias que similitudes. Sin embargo, en su calidad de sociedades en transición, están unidos por el desafío que supone encarar legados de violencia y represión generalizados.
Aquellos que se proponen develar la verdad sobre el pasado suelen enfrentarse a ciertos retos. Los regímenes represivos que cobraron fuerza envolviendo sus acciones en el secreto saben lo poderosa que es la verdad y tratan deliberadamente de reescribir la historia para legitimarse.
Esclarecer la verdad sobre crímenes graves puede ayudar a las comunidades a comprender las causas de los abusos y a ponerles fin. Después de acontecimientos traumáticos, la verdad puede contribuir al proceso de recuperación, a reinstaurar la dignidad personal, con frecuencia después de años de estigma, e impedir la impunidad de los verdugos o la negación por parte del Gobierno o del conjunto de la sociedad.
Cuando la autoridad o las estructuras sociales y políticas se tornan más inestables, la búsqueda de la verdad no sólo es deseable sino necesaria: sin un conocimiento preciso de las violaciones de derechos pasadas, es difícil impedir que vuelvan a producirse.
“A lo largo de la historia, la valiente e infatigable lucha de las víctimas y sus familias para descubrir los crímenes del pasado nos enseña que esclarecer la verdad es esencial para avanzar hacia una sociedad justa. La verdad suele ser el primer paso para la transformación social mediante la rendición de cuentas penal o la reforma institucional. Pero sin ella los ciclos de abuso están condenados a repetirse”. - David Tolbert, presidente del ICTJ
Desde Argentina a Sudáfrica o Canadá, muy diversos foros de búsqueda de la verdad han desempeñado un importante papel, documentando violaciones de derechos humanos pasadas y ofreciendo reparación a sus víctimas.
Las comisiones son reconocidas como el mecanismo de búsqueda de la verdad más eficaz. Hasta la fecha se han constituido más de 40 comisiones de la verdad oficiales para dar cuenta de abusos pasados y proporcionar a las víctimas una tribuna para que sus testimonios sean escuchados de forma oficial.
Puede que el cambio sea inevitable, pero no su dirección. El 24 de marzo les invitamos a unirse al ICTJ en su apoyo a las víctimas, sus familias y a quienes trabajan para arrojar luz sobre los más graves abusos, pasados y presentes.
La "Voz de los sin voz": la historia del arzobispo Óscar Arnulfo Romero
El sacerdote católico salvadoreño Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (15 de agosto de 1917 - 24 de marzo de 1980) ejerció su ministerio entre las décadas de 1940 y 1970, llegando a ser obispo de San Salvador en 1977.
“No le tengamos miedo a quedarnos solos si es en honor a la verdad..." -Oscar Arnulfo Romero
Después de trabajar con comunidades rurales pobres en Santiago de María, Romero advirtió que la violencia del Estado contra sus adversarios políticos se estaba intensificando. Las torturas, ejecuciones y secuestros que el Gobierno de derechas cometía antes esporádicamente se estaban convirtiendo en algo habitual. Y las mujeres, después de sufrir violaciones y brutales palizas, eran arrojadas a las calles.
Romero sabía que su defensa de los derechos de los salvadoreños ya estaba suscitando duras críticas entre sus colegas y superiores en la Iglesia católica, cada vez más asombrados de su decisión de enfrentarse al Gobierno salvadoreño. Pero, al ser un hombre profundamente comprometido con los principios de su fe, hablaba en público sin miedo. "No creo en la muerte sin resurrección", declaró. "Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño".
Poco después de la muerte de Romero, unas manifestaciones pacíficas acabaron violentamente cuando la policía abrió fuego contra los congregados. Las imágenes de manifestantes desarmados abatidos en la entrada de la Catedral Nacional volvieron la atención del mundo hacia El Salvador.
Se calcula que durante los 12 años de enfrentamiento entre el Gobierno militar de derechas salvadoreño, apoyado por EE UU, y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) perdieron la vida 75.000 personas.
En la actualidad, se considera que Romero es uno de los muchos ejemplos de valientes defensores de la justicia y la dignidad. Su entrega a la lucha contra los asesinatos selectivos, la brutalidad y la marginación de los salvadoreños más pobres fue reconocida oficialmente por la ONU en 2010 al establecer el Día Internacional del Derecho a la Verdad.
El programa de Verdad y Memoria del ICTJ proporciona asistencia técnica s iniciativas de verdad y memoria de todo el mundo en países como Túnez, Costa de Marfil y Brasil. Contribuye a la capacitación nacional a través de cursos como el curso anual sobre comisiones de la verdad organizado por el ICTJ, cuya más reciente edición tuvo lugar en Colombia. Como parte de su trabajo, el programa de Verdad y Memoria produce investigaciones expertas e innovadoras sobre la búsqueda de la verdad, y recientemente publicó Fortaleciendo los derechos Indígenas a través de comisiones de la verdad.
FOTO 1: Detalle del mural del artista salvadoreño Julio Reyes, construido en 2005, que forma parte del Monumento a la Memoria y la Verdad. El monumento enlista los nombres de más de 25 mil víctimas de la guerra civil en El Salvador y fue erigido como parte de la reparación a las víctimas del conflicto armado, siguiendo las recomendaciones del Informe de la Comisión de la Verdad para El Salvador. Foto: Edwin Merches. FOTO 2: Mural callejero del arzobispo Óscar Arnulfo Romero.(Franco Folini)