La bilateralidad del acuerdo de paz de Colombia se mantiene en firme

01/08/2024

A principios de julio, el presidente de Colombia Gustavo Petro viajó a Nueva York para dirigirse al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) en su sesión informativa trimestral sobre el estado de la implementación del acuerdo de paz de 2016 entre el gobierno colombiano y el grupo guerrillero Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc-EP. Durante su visita, Petro también acompañó la inauguración de un monumento instalado en el jardín exterior de las Naciones Unidas. La escultura en forma de canoa, creada por el artista colombo-chileno Mario Opazo, es uno de los tres monumentos que, según el acuerdo, debían crearse a partir de las armas que alguna vez fueron utilizadas por las Farc-EP, en conmemoración de la búsqueda de la paz en el país. El título de la escultura "Kusikawsay" significa "vida tranquila y feliz" en la lengua indígena quechua.

El presidente Petro no inauguró el monumento solo. Junto a él estuvo Diego Ferney Tovar, excombatiente de las antiguas Farc-EP y firmante del acuerdo de paz. Durante la sesión informativa de ese día, Tovar se convirtió en el primer excombatiente de esta guerrilla en dirigirse al Consejo de Seguridad de la ONU. Este fue un gesto poderoso, que hace honor a la naturaleza bilateral del acuerdo de paz. Es de resaltar que la visita de Tovar se produjo tras una solicitud explícita del gobierno colombiano de que representantes de los firmantes asistan periódicamente a las sesiones trimestrales del Consejo de Seguridad de la ONU. La participación de los excombatientes tiene sentido porque, además de haber firmado el acuerdo, juegan un papel activo en la supervisión de su implementación.

De hecho, el acuerdo de paz creó varios mecanismos que involucran la participación de delegados tanto del gobierno como de las ex FARC. Una de esas entidades es la Comisión de Seguimiento, Promoción y Verificación del Acuerdo Final de Paz (CSIVI), de la que Tovar es miembro. Esta comisión también trabaja estrechamente con otros órganos especializados para monitorear la incorporación de los enfoques étnicos y de género del acuerdo de paz.

En los últimos años, algunas de estas instituciones pasaron a un segundo plano, especialmente durante la administración del predecesor de Petro, Iván Duque, conocido por su postura crítica hacia el proceso de paz. Pero incluso hoy, en la presidencia de Petro, el CSIVI aún no logra reunirse periódicamente y abordar de manera proactiva los temas vinculados a su mandato.

Aún así, es notable la persistencia de estos mecanismos de supervisión a ocho años del acuerdo de paz. Después de todo, fueron diseñados para sobrevivir a los gobiernos, incluso a aquellos que se oponen vehementemente al acuerdo. Y eso era precisamente en lo que las partes negociadoras pretendían que se convirtiera el proceso de implementación: en una política de Estado que no dependa enteramente de la voluntad política de un Presidente.

Ciertamente, esto no evita que haya obstáculos para la implementación del acuerdo, ni mucho menos. Superar algunos de ellos requerirá un esfuerzo coordinado por parte de los firmantes. Como señaló el Representante Especial para Colombia y Jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, durante su intervención ante el Consejo de Seguridad, “la cooperación entre las partes a través del uso de la arquitectura establecida por el acuerdo sigue siendo esencial para avanzar en su implementación”. 

Por lo tanto, salvaguardar dicha arquitectura es más que defender la bilateralidad del acuerdo por sí misma. Esta representa un salvavidas, una plataforma a través de la cual las partes pueden comunicarse y reforzar mutuamente el compromiso de cada uno con el acuerdo de paz. También sirve como un recordatorio puntual de que el acuerdo de paz de Colombia y su modelo de justicia transicional surgieron, en últimas, de una negociación política entre dos partes; un proceso que no consistía solamente en dejar las armas, sino, al igual que los monumentos, en transformarlas en algo diferente.

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FOTO: El presidente de Colombia Gustavo Petro (tercero de derecha a izquierda) y el excombatiente de las FARC Diego Ferney Tovar (segundo de derecha a izquierda) inauguraron el monumento Kusikawsay en el jardín de las Naciones Unidas en Nueva York el 11 de julio de 2024. (Mark Garten/Foto ONU)